9.23.2007

El Hinduismo

"El hinduismo no divide para siempre la vida y la muerte,
la vida sigue a la muerte y la muerte a la vida,
tampoco se aferra a la identidad:
hoy estamos aquí de una manera,
después volveremos de otra forma"

El Hinduismo, tiene una antigüedad al menos de 3500 años.considerada una de las doctrinas más antiguas del mundo, surge de la religión védica, convirtiendose años después en el brahmanismo.
En la época védica se pensaba que al morir, el cadáver era devorado por la pira funeraria, pero sus múltiples almas (asu, atman, prana, manas), pasaban al mundo de los muertos, al reino de Yama conducidas por Agni y Martus, el fuego y la lluvia. El reino de Yama (lugar donde van los buenos), “en el más alto cielo, en el sol” lugar de gran belleza y felicidad, centro de reunión con los familiares y la gente del pueblo que ha muerto. El muerto adquiere un nuevo cuerpo renovado. Al Naraka (bajo tierra) van los malos, donde “quedan sentados en medio de un río de sangre, comen pelo, beben lágrimas de uno que lloró al ser derrotado, o el agua con que lavaron a un muerto”.
Es hasta el S. VII-VI a. C, que el Movimiento Upanishad que constituye la parte final de los Vedas, cumbre de la antigua filosofía hindú, han sido definidos como "Los Himalayas del Alma" con ellos se inicia la creencia en la reencarnación de las almas. El hinduismo no divide para siempre la vida y la muerte, la vida sigue a la muerte y la muerte a la vida, tampoco se aferra a la identidad: hoy estamos aquí de una manera, después volveremos de otra forma. Cuando se nace, se tiene ya una serie de historias pasadas, otras vidas. La existencia está conformada por ciclos de reencarnaciones. La ley de la eterna reencarnación del alma (punarjanma) así como su correspondiente renacer o samsara (trasmigración de las almas) forman parte del pensamiento filosófico y religioso de la India. Su símbolo es una rueda, la cadena sin fin del renacer. La adhesión a las cosas, la ignorancia impide ver la realidad como es, “su superación lleva a una visión directa del Brahamán y a la unidad en lo existente”. El alma eterna, el atman, está desterrada en el cuerpo. Como un ave, va volando de cuerpo en cuerpo, sin fin durante toda la duración de un ciclo cósmico, antes de fundirse en el Brahamán, pero las malas acciones la hacen descender en la escala de los seres, para renacer en un hombre de categoría inferior (karma), o incluso de un animal, por el contrario sus buenas acciones, la elevarán hasta alcanzar el Brahamán, claro que para esto, podrían pasar por miles de vidas antes de llegar a la liberació. En la concepción hinduista, las almas van adquiriendo su condición, divina, animal o humana, según sea el momento del proceso en que se encuentre, en función de la ley del karma (sánscrito kar-mano igual a acción), consiste en un principio de retribución: quien la hace la paga. En el curso de este proceso de miles de vidas, cabe la posibilidad de estar en el rango de los dioses como el de volver a caer en la miseria y el anonimato. La tradición hinduista hace la distinción entre el cuerpo físico, llamado sthula-sarira, y el cuerpo sutil suksma-sarira, el primero es tangible, visible, el segundo es transparente y por ello próximo al espíritu, “Las acciones humanas dejan su huella en el cuerpo sutil, que circunda al alma y hace de campo de continuidad entre el alma y el cuerpo físico. Al morir, el alma y el cuerpo sutil abandonan al cuerpo físico para que el alma sea retribuida en el otro mundo según sus méritos o deméritos y para proporcionar al alma un cuerpo que se adapte a una nueva reencarnación”. Bajo esta ley del dharma-karma la existencia es el resultado de las acciones acumuladas en las vidas anteriores, un buen proceder proporciona un mérito (punya) destinado a fructificar en esta vida o en otra por venir, en cambio actuar mal genera un demérito (papman) que provocará sufrimientos en la vida o vidas por venir. Este principio del karma se traducirá en nacimientos más nobles o inferiores en función del comportamiento general realizado durante la vida anterior o las vidas anteriores (se acumula). Aunque pudiese sonar fatalista, para el hindú esta doctrina, invita a interpretar la condición humana, como una ocasión privilegiada que tiene el alma para cambiar el curso de su destino, devuelve la propia responsabilidad a la persona y su acción en el presente. Es entonces que la acción "vuelve a encontrarse con su autor en el extremo del mundo". La muerte entonces sería una oportunidad de “ir pagando la deuda”, de avanzar en el proceso evolutivo hacia la liberación, que sólo llega cuando uno se libera de los deseos, que son perturbadores del espíritu, es necesario dominarlos a todos y concentrarse, únicamente en el yo, quien logra dominar los sentido se vuelve sabio, de otra manera el ser humano está perdido, pues del "deseo nace la cólera, que engendra al extravío obnubilando la mente, que hará desfallecer la razón haciendo naufragar el pensamiento”. Pero quien logra atravesar el exterior con los sentidos liberados de apegos y odios, tiene el espíritu disciplinado y alcanza la paz, donde se halla el fin de todo sufrimiento.

No hay comentarios: